Hayedo de la Tejera Negra:
Tejera Negra es un hayedo situado en Cantalojas, en el rincón noroccidental de la provincia de Guadalajara. Forma parte del macizo de Ayllón, en el extremo oriental del Sistema Central. Es uno de los hayedos más meridionales de Europa.Conservado en un excepcional microclima e integrado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara nos encontramos el último hayedo del sur de Europa. Los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el glaciar La Buitrera, lo alimentan. El bosque crece en dos valles flanqueados por altas y afiladas crestas rocosas.
El Hayedo comprende el tramo alto de dos valles de típico perfil fluvial, el valle del Lillas y el valle del Zarzas, que se disponen paralelos, con una única orientación noroeste-sureste. Están flanqueados por altas y afiladas cresterías rocosas. El valle del Lillas es más abierto y extenso que el del Zarzas, presentando profundos barrancos en ambas laderas. El valle del Zarzas es más angosto y presenta asimetría entre sus laderas, mientras que la izquierda es homogénea y sin rupturas, la derecha, dominada por afloramientos y escarpes rocosos, está jalonada por multitud de barrancos de fuerte pendiente como los de Tejera Negra y la Laguna
El bosque de hayas, su mayor atractivo, tiene un ambiente de cuento por sus colores, el musgo de sus suelos y sus silencios. Además, crecen robles melojos, pinos silvestres, tejos, acebos y abedules. En su suelo crece en otoño el apreciado Boletus Edulis, y sus cielos los surca el águila real, sobre corzos, zorros y jabalís.El otoño pinta el hayedo de cientos de tonalidades de ocre y rojo, además de llenar sus suelos de setas.
El principal foco de interés del parque se encuentra en la masa forestal de hayas, una de las más meridionales de la península ibérica, El melojo y el pino silvestre también forman masas boscosas, principalmente en solanas. También cabe destacar la presencia de tejos, acebo y abedules que salpican aquellas zonas con mayor humedad edáfica.
Cabe destacar la importante variedad de hongos que crecen en el Hayedo, así como que, desde cualquiera de sus impresionantes roquedos, podemos apreciar el majestuoso vuelo del águila real, el milano real y azor.
Estas masas han sobrevivido, gracias a su situación estratégica en los lugares más inaccesibles, a la obtención de leña y carbón vegetal, así como a la roturación con objeto de crear pastos para el ganado. El melojo y el pino silvestre también forman masas boscosas principalmente en solanas, de manera natural el primero y procedente de repoblaciones el segundo. También cabe destacar la presencia de tejos, acebo y abedules que de manera aislada o en pequeños grupos salpican aquellas zonas con mayor humedad edáfica.