Canencia:
Junto a los árboles habituales de nuestra sierra – robles melojos, fresnos, sauces y pinos albares–, a la vera del Sestil crece el llamado abedular de Canencia –, recuerdo de los días de frío pelón de la última glaciación. Y aunque no podemos asegurarlo, porque no hemos registrado esta selva palmo a palmo, tampoco nos extrañaría que hubiera algún maíllo o manzano silvestre –más propio también de Asturias que del céntrico Guadarrama–, descendiente del que hace siglos dio apellido a este arroyo del Sestil del Maíllo.
Ahora que sabemos su nombre completo, y para acabar con las presentaciones, sólo queda decir que el Sestil del Maíllo tiene su cuna en la umbría del cerro Perdiguera (1.866 metros), a medio camino entre los puertos de Canencia y la Morcuera, y que nada más nacer se precipita por la gran chorrera de Mojonavalle donde el arroyo del Sestil se escurre por un pétreo tobogán de más de 50 metros de altura.
Si los rincones del arroyo del Sestil del Maíllo son muy pintorescos en todo tiempo, en la época álgida del otoño, cuando los abedules toman su color fúlgido, son encantadores. Alcanzamos alturas suficientes para disfrutar de vistas panorámicas espectaculares.