Jorquera:
Sin duda lo primero que destaca de la Jorquera es su situación en un alto sobre un meandro del Júcar y la población se adapta a su recorrido de modo que la atalaya natural parece hecha para el pueblo y no al contrario. El río Júcar, que atraviesa el término municipal de oeste a este con su discurrir sinuoso formando un cañón con cortados de 200 metros de altitud, y al otro lado la Cañada de Abengibre, uniéndose los dos en el Puente Nuevo, configuran un paisaje pintoresco hoy, y eminentemente defensivo en el ayer, como lo demuestra la historia y los restos del castillo, con sus murallas almohadesdel siglo XII, que circundan la parte alta del cerro donde se asienta la población, y los restos de los torreones defensivos situados en las dos entradas naturales, la Puerta de la Villa y la Puerta Nueva con la Torre de Doña Blanca, restaurada y dedicada a exposiciones culturales.
Esta localidad alcanzó gran esplendor durante el período musulmán. Como muestra de ello tenemos el recinto amurallado almohade del siglo XII. Según se cuenta, en el castillo de la localidad se hospedó el Cid Campeador cuando se dirigía hacia Valencia. Reconquistada la zona en 1211 por Alfonso VIII, vuelve a caer en manos almohades ese mismo año. Sin embargo, al año siguiente, el mismo Alfonso VIII, junto con las milicias de los concejos de Madrid, Guadalajara, Cuenca, Huete y Uclés, así como varios caballeros ricos, consiguen tomar definitivamente Jorquera y todas las localidades de su alrededor, siendo adscritas a la jurisdicción de la ciudad de Cuenca y rigiéndose por tanto con el Fuero de Cuenca.
El 30 de mayo de 1266, por privilegio concedido por Alfonso X el Sabio, Jorquera es segregado de la jurisdicción de Cuenca y se convierte en concejo propio, denominado Comunidad de Villa y Tierra de Jorquera, adscribiéndose a dicho concejo casi toda la Manchuela albaceteña a excepción de las localidades de Madrigueras, Tarazona de la Mancha y Villalgordo del Júcar, las cuales pertenecían a la Comunidad de Villa y Tierra de Alarcón. La legislación vigente en la Comunidad de Jorquera seguirá siendo el fuero conquense, y de hecho serán repobladores provenientes de la vecina provincia de Cuenca quienes se asienten en la zona.
Hasta 1833, el concejo de Jorquera perteneció a Castilla la Nueva, concretamente a la provincia de Cuenca, tras lo cual fue incluida toda esta zona en la recién creada provincia de Albacete y por tanto en la región histórica de Murcia, hasta que en 1982 Albacete, junto con las provincias de Cuenca, Ciudad Real, Guadalajara y Toledo, pasó a formar parte de la comunidad autónoma de Castilla-la Mancha. Entre sus monumentos, la fortaleza con varios recintos defensivos, entrelaza la zona cristiana en la parte inferior en torno a la torre de Doña Blanca, con la zona superior ovalada fechadas en la época almohade. En su casco urbano el edificio más notable es la parroquia de la Asunción del siglo XVI, de construcción gótica concluida con elementos renacentistas.
Cerca del ayuntamiento encontramos la casa del Corregidor, edificio barroco del siglo XVIII con labras heráldicas en la fachada y el escudo del Marqués de Villena. El paseo sosegado nos detiene sobre otros escudos labrados en las fachadas como el escudo de los Tomás-Alarcón o el escudo de los Ortega. En la ribera del Júcar se encuentra el santuario de la Virgen de Cubas de estilo dieciochesco, con una parte excavada en la roca y cúpula de perfil levantino. Es compleja de fotografiar, calles muy estrechas, acceso solo peatonal en la parte histórica, esa casi imposible sacar un plano completo de la iglesia y el castillo cuando llegas a la parte más alta del cerro te encuentra con que lo único que esta de pies es un recinto donde se encuentra el cementerio. Tiene mucho que aprender de su localidad vecina Alcalá del Jucar, y ya parece que lo están haciendo en la zona del rio donde se están habilitando zonas de restauración, ocio y baño.
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