La ruta del Mimbre:
Una gran parte de las tierras de Cuenca tienen una gran tradición en la artesanía del mimbre, una fibra vegetal que se extrae de un arbusto perteneciente a la familia de los sauces. Con él se pueden crear un gran número de hermosos objetos, como cestos y muebles. La tradición artesana del mimbre es aún hoy en día el eje principal de la economía de muchos de los pueblos comprendidos entre las comarcas conquenses de la Serranía Alta y de La Alcarria, una zona en la cual grandes extensiones de campos de color rojizo contrastan con la vegetación del lugar, aumentando con ello la belleza de estas tierras. La ruta del mimbre se realiza visitando esas localidades y nos ofrecen unas imágenes preciosas que vale la pena ir a capturar.
El mimbre es una fibra vegetal resistente a las frías temperaturas y que se cultiva fácilmente con humedad. Suele crecer en suelos arcillosos y arenosos de las orillas de los ríos o en lugares pantanosos. Se planta de febrero a abril y tarda en crecer dos años. Se recolecta entre los meses de enero y abril y cuando se corta se forman unos haces de forma cónica creando unos paisajes muy peculiares en la zona. El mimbre se selecciona cuidadosamente, se limpia y se cortan los brotes sobrantes, se humedece para que sea flexible y se pueda moldear con él. Tras varias operaciones se obtendrán tres tipos de mimbre: el blanco, el verde y el cocido que es el de color marrón rojizo.
La ruta oficial comienza en Villaconejos de Trabaque. Allí, los «haces» de mimbre cortado reciben al viajero a un lado de la carretera. Es una alineación de figuras que recuerdan, por su forma cónica, a los tipis de las tribus nómadas amerindias. La carretera sigue el cauce del río Trabaque, escondido entre las plantaciones de espigadas mimbreras y el perfil creciente de la serranía, hasta Albalate de Nogueras.
A Priego se llega desandando la carretera de Villaconejos. El viajero llega a Priego entre brotes silvestres de mimbre y cruzando el Trabaque muy cerca de un antiguo molino harinero hoy reconvertido en alojamiento rural, pronto avistará el pueblo, posado sobre una tierra que se abarranca anunciando su perfil intrincado. Destaca a la entrada de Priego la silueta del torreón de Despeñaperros, y sobre todo la lata torre de la Iglesia de San Nicolás de Bari. La Plaza Mayor, rodeada de casonas y edificios religiosos, está presidida por el Ayuntamiento, construido en el siglo XVI como Palacio de los Condes de Priego.
La carretera se convierte en un vericueto de pinos y encinas mientras cruzamos la vista con algún rebaño de ovejas en dirección hacia hacia Cañamares, atravesando el desfiladero que horada el río Escabas pegándose a las altas paredes calizas, moteadas por la vegetación. Entre Cañamares y Cañizares la tierra vuelve a recobrar esos destellos rojizos propios del mimbre. Fue en Cañamares donde encontramos más plantaciones y conversando con la gente del lugar aprendimos que casi toda la producción de mimbre se concentra en esta población.
A continuación, la ruta conduce hasta Beteta, pueblo coqueto que domina la vega desde un alto. En dirección a Cueva del Hierro atravesaremos la hoz de Beteta, un estrecho tajo de paredes muy altas y especial interés paisajístico. Se debe aparcar junto a la Fuente de los Tilos y adentrarse en la espesura que forman tilos, sauces, chopos, tejos y acebos. La población de Beteta merece la pena para una excursión fotográfica subiendo incluso hasta lo más alto: el Castillo de Rochafria.
Este cultivo de color verde en primavera-verano y rojo púrpura en otoño-invierno nos fascinará sin duda alguna.
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Tenemos 2 sets en Flickr para que disfrutes de las fotografías de la ruta del mimbre: